El marco de trabajo establecido por TDD permite desarrollar código de una forma efectiva utilizando pequeños incrementos, es decir, pasito a pasito, como aprenden a andar los bebés. Estos incrementos deben ir dirigidos a realizar algo en concreto, así dispondremos de algo entregable al terminar cada uno de ellos, ya que superan las pruebas pues fue lo primero que establecimos y nos han ido dirigiendo a lo largo del pequeño viaje.
Puede que en la entrega no se hayan cumplido todos y cada uno de los requerimientos del cliente, pero dado que los ordenamos previamente antes de diseñar las pruebas, la probabilidad de que los más importantes hayan sido cubiertos es muy alta. Habiendo realizado las pruebas antes que el código y habiendo sido superadas una y otra vez en cada iteración corta habremos reducido al máximo el riesgo de incorporar código de mala calidad y errores de última hora que bien darían al traste con la entrega actual o complicarían la entrega siguiente.
Esto a mí me recuerda al cuento de Pulgarcito, que con iteraciones cortas, pasito a pasito, colocó garbanzos en el bosque que posteriormente le permitirían volver a casa.
Quién sabe, es probable que incluso no habiendo dado tiempo a implementar el requisito de baja prioridad pero pudiendo presentar algo que claramente funciona en los puntos más importantes, el cliente se muestre tan satisfecho que descubra que aquellos requisitos de baja prioridad simplemente eran innecesarios, o incluso que los ignore, olvide o de buena gana permita que se lleven a cabo en una etapa posterior. Imagino que hay un mundo donde el cliente es un ser bondadoso y amable. Todo es posible.
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